
Abre los ojos, mira hacia el techo y se da cuenta que no sabe si es gracias a ese amor tan rebosante o es ese hombre que la embelesa con cada gesto que le nace... Pero siente que respira, que esos maléficos momentos arrebatadores de aire no le han quitado la vida, existe algo que la mantiene activa, fuerte, ágil...
Vuelve a cerrar los ojos, la figura de ese ser se aparece sin pensarlo, sabe que es él, su amor personificado... No sabe lo que es pero tiene deseos de gritar, se siente como una granada de felicidad que de un segundo a otro va a estallar... Con sus manos se tapa su rostro y en un dormido susurro pronuncia un TE AMO...